sábado, 26 de abril de 2008

Sedas

Impactaron las calles cuando reinó el rojo tejado.

Los emblemas, las furias internas, nos aterrorizaron, gobernaron.
Que corran, quiero verlos. Ellos, los rostros intensos, densos.

Aah... el carruaje bajo nivel del mar, la calma eterna.
Ha llegado el día en que las esferas se rompían.
Gemían, sucumbían. Las almas, el nuevo día.

Fuego, asco, viento, ruego. Descenso, descenso, descenso, descenso.
Y adiós adiós, largo y perecedero.

Aah... el día que la madera se quebró y el juego la plaza no iluminó.

lunes, 21 de abril de 2008

La caída del sol

Ya no quedan cajones donde meter a nuestros muertos.
Los vientos soplan fuerte, ya nada los detiene.
Danzan los astros moribundos sobre el pasto gris.
Se pierden los colores, se añejan los vinos añejados.
Se arma el rompecabezas que determinará el final del juego.
El pacto con el diablo ya no nos salva.
Llegó la hora de cumplirlo.

lunes, 7 de abril de 2008

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete,
el dios llega y a nadie sorprende.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete,
la mente juega y él se divierte.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete,
la espera cesa y el amo siente,
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete,
golpea el temor, la luz se fue.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete,
y ya uno menos, que ya no esté.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,
soy salvador y en mi creéis.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,
unos se ahogan, peleando me ven.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,
a otro mataron, no son más seis.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco,
en esta esquina, su cuello infrinjo.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco,
era impostor, ya se cayó.
Uno, dos, tres, cuatro,
la nube negra que yo atrapo.
Uno, dos, tres,
para las tres, quizá muerto estés.
Uno, dos,
ya te has unido a su canción.
Uno,
finalmente a él me uno.

martes, 1 de abril de 2008

Tengo tanto para guardar

que puedo hacer una
Valija
sucia, olvidada y gris
que vomita llantos de niños
eterno estado fetal
y puedo hacer con ellos
una pequeña flor de pétalos
cristales de todos los colores
abundantes, llenos y orgullosos
como para poder llenar ese espacio
emprender ese vuelo
alas ligeras y torpes
y llegar por tierra
al amargo hogar

limpia, eterna y dorada.