sábado, 26 de abril de 2008

Sedas

Impactaron las calles cuando reinó el rojo tejado.

Los emblemas, las furias internas, nos aterrorizaron, gobernaron.
Que corran, quiero verlos. Ellos, los rostros intensos, densos.

Aah... el carruaje bajo nivel del mar, la calma eterna.
Ha llegado el día en que las esferas se rompían.
Gemían, sucumbían. Las almas, el nuevo día.

Fuego, asco, viento, ruego. Descenso, descenso, descenso, descenso.
Y adiós adiós, largo y perecedero.

Aah... el día que la madera se quebró y el juego la plaza no iluminó.

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