sábado, 19 de julio de 2008

Canto a lo perdido

Ninguna mirada a tus ojos
y otra vez
no poder teñir al firmamento
con ojos al viento.

Marchando, el consentido.
Obnubilado, el cretino.
Creando caminos
para el peligro.

En el castillo del rey,
dentro del oro,
justo en la boca de la serpiente,
la antigua y preciada tierra.

Añejados los pasajes del oeste están,
nuestra mejor opción aún será.
Y el jefe azul es quién nos manda.
Trata de llevarte consigo
a la ciudad de donde vino.

Bajando por el corredor
he encontrado restos de vino y...
subiendo la escalera he abierto la gran puerta y...
detrás de la cortina me he escondido advertido y...
caos, exitación y aceptación, entrega al placer,
malvado surrealismo.

Encontrémonos en la cima,
veamos qué tan cálido es todo
cuando al fin sabemos
que el cielo ha mostrado su real rostro.
Todo es real,
ya no hemos de llorar por la aparición de algún monstruo.

Sentado a la mesa, ante un banquete divino,
creemos una farsa,
todo es un canto a lo perdido,
mis ojos ya lo han visto.

domingo, 13 de julio de 2008

Cabalgatas oscuras que se ausentan en mí

esperando a que el día se haga luz.
El niño juega
mientras el asesino acecha las calles

El placer de tocar al otro,
traducir un sentimiento.
Que tú sientas lo que yo siento,
circundantes y eclípticos movimientos.
Surrealistas expresiones flameantes
por debajo nuestro.

Que gire la cadena, pues.
Una cabalgata dentro de la casa
donde el niño nació.
Caballos en la noche
divirtiéndose a galope.

Sostiénense los apócrifos mandamientos del sabio,
y las palabras se hacen trizas
al caer profundo,
inframundo,
detrás de la cortina todo está difunto.

Dime, ¿tienes sueños para esconder?
¿Algo más para intentar?
Tropezar con la escalera, miles de colores entonces.
La ventana abierta que no ve sus propios ojos,
la luz de la luna nos conduce.
¿No oyes el motor?

Ven, nademos en lo profundo
de nuestra luz lunar.
¿Es esto el amor
o es esto la luz del sol?
La repetición de una amable melodía...

Y el comienzo de una feliz armonía,
la introducción a las montañas,
la apertura mental.
Cuando el baile termine,
cuando la orgía calle,
damos paso a la oscuridad.
Apaga la luz, apaga la luz.

Crezca o no el ser, se oye su grito siempre.
Siempre en distonía, carece de mentiras.
Así es, luego, la verdad.
Luego, el amargo otoño se vuelve cálido,
primavera de almas,
dispuestas a encontrarse.
Muy adentro se muestran las caras,
no van a parar
hasta que la niña afuera salga.

Antes de hablar de santos,
antes de ir a dormir,
quiero escucharlo,
el grito del lejano,
el canto del extraño.
Vuelve, regresa a mis brazos.

Caminar en los jardines del edén
y no volver.
¿Qué han hecho con la tierra?
La han arrastrado hacia abajo
los hombres respetables
que quieren al mundo ya.

Permítaseme exclamar mi sufrir aquí,
un grito de agonía, éxtasis de alegría.
Maldito, condenado, salvándonos,
creándonos.

Recreando
el caos,
el canto,
interminable,
aquí,
presencia ante el juicio,
brillo eterno, jamás dañino,
único amigo,
lo digo hasta el final
porque no creo en dicho acabar.

jueves, 10 de julio de 2008

Cantos, cantos bellos,
efímeros.
Ninfas que danzan
a través del rosado cielo.

Comienza a darse luz al día
en el recóndito escondite del mundo.
Nubes, pululan los diminutos seres
pensando en su futuro...

Un futuro de rosas,
claveles y mariposas.
Las alas blancas del presagio
nos han sorprendido.

Cada hada escoge pareja
y empieza a bailar.
Comienza una fiesta,
orgía en el hogar.

Recelos de un amor,
veneno,
a orillas del firmamento.

lunes, 7 de julio de 2008

En frente,
por no más de un mes al año.
Alcanzar sus sueños,
ver pasar sus años en el camino
que ante su ser se paraba firme,
gigante.

Cruzaba entonces la impertinencia de ser yo,
mayor, adolescente errante.
Creían "para tu vida, será mejor su encerrar".

Salí al bosque dormido
a buscar por lo perdido.
Y al final he hallado
la inocencia de ser niño.

Oh, amado mío, que en mi carne estás dormido, perdido.

Entrego lo mío, mis oros, mis vinos.
Créeme, no es mi destino.
Ay de aquellos que amen a lo divino,
porque el rey sigue jugando, lo escucho aquí,
se mete en mi oído.
Conoce mis sentidos,
altera mis fluídos,
ensordece mi instinto.

Carbonízame,
angel de alas caídas,
pues veo en ti la muerte,
reencarnación y eterna protección.
Acaríciame, mujer de largos cabellos.
Te entrego el brazo
si tú lo crees bello.

Huí,
huí con otra mujer,

hoy,
aquí.

Está la vieja máquina allí,
corriendo la vieja cinta,
tu favorita.
Estamos todos viendo lo mismo,
con anteojos comprados al mismo hombre.

viernes, 4 de julio de 2008

Acarreasen mi alma hacia el vacío inhóspito de un rosedal sin espinas.

Torturasen mi cuerpo los astros rojos de la carne.
Pronunciasen mi nombre banalmente seis veces.
Extirpasen mis virtudes y las vendiesen a los perros.
Montasen un altar sobre mi, cual circo de inmundicias celestiales.
Atasen mis huesos a mis crímenes como en la morgue atan costales de muerte día a día.
Apagasen mi aura con agua sacramentada.
Amasen a mi sangre como yo corto mis dedos.
Contasen a mis padres que no soy un niño bueno.

Las ratas están en mi habitación,
puedo oírlas noche a noche.
Y el llanto del bebé...
perpetuado en mis oídos.

He descubierto al sol del inframundo.