sábado, 18 de octubre de 2008


¡Qué caótico es cada paso!
Al darse con la lluvia y las penumbras
se vuelve remolino, creciente, disperso.
Sencillos ojos de azul y verde pigmento
o el pasillo al fondo de uno mismo.

Creer que sólo se puede perder,
tonto, banal.
Encender la hoguera de la verdad
y apagar el fuego de la mentira
para llegar alto, más alto.

Intentar siempre regresar a lo fatuo,
como el ave que renace,
y volver por la puerta de atrás,
mojado por un océano de dulces sales
y amargas frases.

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