domingo, 6 de mayo de 2007




















Arcoiris que todo lo atraviesas, déjame sentir el viento que corre por tus venas de colores.
Acaricia mi injusta piel, destruye mi fogosa rabia que nace del volcán de los tormentos.
Envuélveme como una colmena lo hace con sus abejas, protégeme como el dios de los desesperados no lo hace con ellos.
Obstruye de mi mente este deseo de venganza, de placer incondicional por la destrucción.
Ayúdame a volar al lugar más alto de mi mente para caer en el mar de la inconciencia.
Llévame a la puerta secreta sin llave que contiene los recuerdos borrados por mi perversa alma empedernida.
Conviérteme en un águila dorada que pueda penetrar los confines del mundo y del inframundo azul.
No permitas que los dragones del olimpo sepan de mí, no dejes que lleguen a arrancarme el corazón para devorarlo como bestias deseosas de carne fría y agria.
Escóndeme del universo gigante porque sé que me aplastará, se derrumbará, se hará pedazos para acabar conmigo.

Como un desierto de flores con pétalos muertos, camino sobre mí, me pregunto acerca de mi existencia. Soy un albañil que construye mi vida en función de la vida de los demás.
Es esto correcto? No.
Es esto correcto? Sí.
Es esto correcto? .....
Qué es correcto? Nada
Qué no es correcto? Todo
Por qué juzgamos todo lo que hacemos?
Entonces el reino de los estrangeros inmaculados dioses diablos del odio rojo eliminó el circuito que movía al planeta muerto.

1 comentario:

N. dijo...

El final violento, en extremo surrealista, me encantó.
Este texto esconde mucho sobre vos.
Sobre tu esencia idealista, romántica.
Sobre tu sed de vuelo, de imaginación de infante que juega.
Sobre tu necesidad de construirte, con cautela, con detalle extremista, siendo juzgado y exigido por cada ojo que cruzas, por cada mano ke tocas.
Compartimos tantas cosas... tantas angustias...