miércoles, 28 de mayo de 2008

El corazón podrido que latía apresurado

se comió mi mente
e hizo de mis malvados demonios enterrados
un circo vivo y reluciente.

Treparon las hormigas donde había luz
y devoraron la carne que había madurado.
Desnudaron al niño y lo crucificaron,
lo expusieron al sol y lo mutilaron con penumbras.

Entonces, la armadura ya no es de metal?
La inocencia seguirá pagando por no fallecer a voluntad del gigante de tres brazos?
Esas aves vuelan pero no despegaron de su nido.
Aún luchan en él.
Esos peces descubrieron el camino adverso a la corriente,
pero la siguen dolosos de ellos mismos.

Quién viene ahora entonces a sujetarme en esta silla de cristal?
Los sin cabeza nos atormentan, juegan a hacer el mal.
Quieren su... no, no quieren nada. Vienen a molestar.
Siempre van a estar, y es muy fácil poderlos matar.

1 comentario:

Miky dijo...

son de un nombre, pero no del mío :)
otra de las explicaciones que no puedo ponerme a escribir
me gusto mucho este texto, me hizo acordar a cuando estaba en 6to grado, por una anecdota que nos habian contado...
ya se que nada que ver pero bue :P
en fin... te quiero juan :)