viernes, 21 de noviembre de 2008

Deidad divina, divina deidad,
hubo una vez, una vez hubo,
quien cruzó mares brillantes,
brillantes mares,
para verte ya no llorar.

Llorar por no verte ya,
pequeño cielo, alas blancas en vuelo.
Tu luz sólo veo, sólo veo tu luz
cuando emprendes ese vuelo.

Vuela y aquí me tienes,
llorar por no verte ya.
Mas tu luz tiñe el manto azul;
pequeño cielo, emprende tu vuelo.

Como el mar,
vuela ya que nadie te verá.
Da tu luz a mis ojos
y mis ojos luz te darán.

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